Y. Herrera: La transmigración de los cuerpos

 
 
Yuri Herrera: La transmigración de los cuerpos.
Periférica.


Vuelvo a Yuri Herrera, a ésta su última novela, como quien regresa a un amante prodigioso. Porque sí: su escritura hace palpable el idioma, lo transmuta, lo somete a procesos de aceleración celular en la probeta de su particular laboratorio.

El resultado suena a lo que no existe, a frontera, a elevación espiritual y pulposa de la carne, a terreno inalcanzable para los humanos.

Leer a Herrera es sentir un cosquilleo progresivo en la nuca. Terminar con la cabeza taladrada. Asomarse al borde del barranco. En algún momento alguien nos empuja y plaf, nos vamos al carajo.

Les dejo la primera frase para que, como el Alfaqueque cuando se entrega a la Tres Veces Rubia, deseen tener a mano un condón que les evite desparramarse por completo: «Lo despertó una sed lépera, se levantó y fue a servirse agua pero el garrafón estaba seco y del grifo escurría nomás un hilo de aire mojado.»

Lean, pues.

Comentarios

Paco Roda ha dicho que…
Leonor, sin duda alguna, para mi, una de las mejores microcríticas que has esparcido por tu blog. Si yo fuera Yuri, solicitaría de inmediato tu colaboración. En pocas líneas ensalzas a un escritor al que invitas a leer triangulándote con él. Un beso
Paco Roda
Leonor Ruiz Martínez ha dicho que…
Gracias, Paco. Algunas microcríticas salen medio solas, otras las tengo que empujar un poco más. Ésta salió sola. Me pareció buena señal. Pero en el fondo nunca sé. Muchos besos.

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