Y. Herrera: La transmigración de los cuerpos
Yuri Herrera: La
transmigración de los cuerpos.
Periférica.
Vuelvo a Yuri Herrera, a ésta su última novela, como quien regresa a un amante prodigioso. Porque sí: su escritura hace palpable el idioma, lo transmuta, lo somete a procesos de aceleración celular en la probeta de su particular laboratorio.
El resultado suena a lo que no existe, a frontera, a elevación
espiritual y pulposa de la carne, a terreno inalcanzable para los humanos.
Leer a Herrera es
sentir un cosquilleo progresivo en la nuca. Terminar con la cabeza taladrada. Asomarse
al borde del barranco. En algún momento alguien nos empuja y plaf, nos vamos al
carajo.
Les dejo la primera
frase para que, como el Alfaqueque cuando se entrega a la Tres Veces Rubia, deseen
tener a mano un condón que les evite desparramarse por completo: «Lo despertó una
sed lépera, se levantó y fue a servirse agua pero el garrafón estaba seco y del
grifo escurría nomás un hilo de aire mojado.»
Lean, pues.
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Paco Roda