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Mostrando entradas de noviembre, 2013

M.A. Clark Bremer: Cuando acabe el invierno

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Mary Ann Clark Bremer: Cuando acabe el invierno. Periférica. Traducción de Hugo Bachelli. Mary Ann Clark Bremer es una perfecta desconocida. No doy con ninguna obra suya publicada en inglés. Wikipedia e Internet —desde mi perfil de usuaria— la silencian. Alentada a escribir por un amigo suyo (igual que Gide incitó a Maria van Rysselberghe: Hace cuarenta años , Errata naturae), Clark Bremen redactó una serie de cuadernos literarios, novelas breves narradas con portentosa  maestría y  sobriedad. El dolor de la pérdida temprana —de sus padres, de su tío, de su esposo— ya aparecía en Una biblioteca de verano , su primera obra. Al calor del consuelo de Virginia Woolf, en Cuando acabe el invierno intenta superar su «duelo en tránsito», hallar una nueva piel ( sic ) que le enfrente con el mundo. El estilo de Clark Bremer es cristal puro: adquiere forma después de haber pasado por el fuego. No hablar no es el silencio. Su introspección, próxima a la mudez, captura. «Seque

S. Plath: Tres mujeres

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Sylvia Plath: Tres mujeres . Nørdica Libros. Edición bilingüe. Ilustraciones de Anuska Allepuz. Traducción de María Ramos. Poema a tres voces para ser leído «en voz alta». Escenario (en palabras de la autora): un hospital de maternidad y sus alrededores. Primera voz, mujer parturienta: «Soy lenta como el mundo. Me abro, como el mundo. Soy el centro de una atrocidad». Segunda voz, mujer estéril: «Muero sentada. Sueño masacres. Pierdo una dimensión». Tercera voz, mujer fértil a su pesar: «¡Concepciones, concepciones! No estaba preparada. Debí haber acabado con esto que acaba conmigo». Plath revienta el mito rosado. La reproducción es monstruosa: el embarazo; los abortos felices  —sangre en las paredes, en el cuerpo desnudo, carne virgen esparcida por el suelo de un baño—; la tragedia de querer concebir y no poder. Sus tres mujeres podrían constituir una sola en momentos vitales dispares. Esas tres mujeres hablan y, porque hablan, son. Las acuarelas de Allepuz

J. M. Gil: Inopia

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Juan Manuel Gil: Inopia. El Gaviero Ediciones. Colección Troquel. Prólogo de Enrique Vila-Matas. Inopia es la segunda obra de Juan Manuel Gil (Almería, 1979) que leo en poco tiempo. Tengo mucho bueno que decir (pero conviene callarse cuando se tiene mucho que decir). Varios desparecidos protagonizan la burlesca y poética cuenta atrás de esta novela. Prologada por Enrique Vila-Matas, sus «Historias rotas» son un guiño entre lo cómico y dantesco. Su estructura, una travesura intelectual, un experimento literario. La realidad es absurda y lo absurdo es realidad. Es divertido jugar a descifrar. Los ejemplares de su primera edición se numeraron hasta el 666. Tengo conmigo el 513. Vive cerca de Ámsterdam. No se ha extraviado, que yo sepa. * Gracias, querido Javier, por la recomendación/obsequio.

E. De Luca: Los peces no cierran los ojos & El crimen del soldado

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Erri De Luca:  Los peces no cierran los ojos & El crimen del soldado . Seix Barral. Traducción de Carlos Gumpert. De Luca es escritor y alpinista, alguien para quien «la escritura sigue siendo festiva, no obligatoria». Eso se nota: De Luca escribe con el cuerpo distendido, frente a una cerveza después del esfuerzo, en frases tranquilas y cortas. La ficción y el recuerdo autobiográfico son una doble cuerda en sus historias. Excluye palabras y vierte lirismo. Su prosa está hecha de tierra, de aire, de agua salada. Es confidencia en la intimidad. Desde las cumbres se avistan horizontes; en lo microscópico —dentro de uno— hay incontables trayectos. «Hablando se dicen un montón de mentiras». De Luca alumbra con un fósforo esquinas y sombras. Su intención: derribar lo evidente, echar arena a los ojos de lo puro. La vida es una roca que se desmenuza, una piedra que se astilla. Escribir, recomponer sus cascajos. Los mascamos como cara