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Mostrando entradas de 2014

Fin de Año (unas palabras)

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Solo una fracción de lo leído se convierte en microcrítica. Por una parte, cuento con escaso tiempo para leer/escribir. Escribir más implicaría renunciar a la lectura. No estoy dispuesta. Sería el principio del fin. Por otra, este blog pretende reseñar únicamente literatura de valor. Vivimos entre trastos inútiles y una se vuelve cada vez más difícil. Son bastantes los libros que arrincono, reciclo o regalo a terceros. No encuentro sentido alguno a hablar por hablar.   Es la primera vez que cierro un año de este modo: con las obras/autores que con mayor intensidad marcaron este 2014 lector. Fueron: 1.  Agota Kristof , con su trilogía Claus y Lucas y su novela corta  Ayer. 2.  El juego serio , excepcional obra de Hjalmar Söderberg que aún no he tenido el arrojo emocional de reseñar.  3. Los cuentos de Hipólito G. Navarro . Humildes e intemporales, abarcan lo trágico y lo cómico; es decir —lo creyeron los griegos—, casi todo el espectro vital. 4. Los cuentos de Marina

A. Pauls: El pudor del pornógrafo

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Alan Pauls: El pudor del pornógrafo . Anagrama. Posfacio inédito del autor. Un libro viejo del autor de El pasado (Anagrama, Premio Herralde 2003). Escrito a los 21 años con En el punto inmóvil como título provisional. Publicado desde el principio —por suerte— como El pudor del pornógrafo (Editorial Sudamericana, 1984) gracias a la insistencia de Enrique Pezzoni. En el posfacio ya estoy cazada (perdición personal). Elaborado desde la memoria de una obra escrita tres décadas atrás, el autor se pregunta «qué clase de quién» responderá por tan macabro anacronismo — la reedición de una primera novela—, qué clase de «yo» puede tener derecho aún a firmar ese libro. El pudor del pornógrafo es una parodia, una novela epistolar transmutada en novela de terror. Su protagonista (aparte de su ocupación,  de él  nada sabemos) dedica todo su tiempo a responder misivas de mujeres y hombres que, buscando algún tipo de guía, le cuentan sus pasiones. La comunicación que mantiene c

C. Camacho: Vuelo doméstico

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Carmen Camacho:  Vuelo doméstico . El Gaviero Ediciones. Cuarto Menor. Ilustración de Cristina Llorente. «Y sin ser hombre de letras, ni siquiera de palabras, con él aprendimos  que los cuentos hay que contarlos en su brujo momento». (‘Old Windy’s stories’, Vuelo doméstico) Aunque fuera arrecie el frío, cuando el arte embiste, una tiembla de calor. Carmen Camacho. Original espécimen poético. Pasmada me quedo ante su ensalivado, su redoble de palillos, su astucia, su sapiencia. Yegua lorquiana. Plumaje flamenco sobre una pata tiesa. Chiste. Chispa. Salero. Solera. Exhibicionismo, el justo. Sin prepotencias. Copla de barrio, de calle, de pueblo y de ciudad. Vista de lince. Oído de murciélago. Vuelo doméstico : pura sangre en técnica mixta. Brebaje gazpachero digno del (ex)templo Adrià. Versos-relato, cuentos-verso. Columpio de efemérides, imágenes, músicas, notas de prensa. Alta alcurnia literaria. Rapsodia de lentejas. Antes de devolverlo al estante, haré como m

R. Chirbes: En la orilla

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Rafael Chirbes: En la orilla . Anagrama. Narrativas hispánicas. Ciudad de Utrecht, Países Bajos. Termino En la orilla horas antes de que Chirbes sea entrevistado en el Instituto Cervantes. Leer a contrarreloj no me entusiasma (no me entusiasman las prisas). Enseguida me separo, además, del ejemplar de la obra. Se trata de un libro prestado. Sacrilegio. (¡Sacrilegio!). Fastidios del extranjero.  No habrá recuentos de citas. Texto pelado. Párrafos secos. Voz de Chirbes repartida entre sus personajes. Esteban, el carpintero. Francisco, el amigo rico. Leonor, la muerta. «Elegí este nombre por Machado», explica Rafael. [Me pregunto por qué con tanta frecuencia las leonores están muertas]. Un tío, un padre, un abuelo; un par de explotadores, un par de inmigrantes; otro de listillos. Un pueblo cualquiera de Levante. El pantano: la cloaca, el sumidero. La resulta: hombre-país que recoge las hieles de la crisis y de su propia cultura. Punzante grabado goyesco. Lectores y cr

A. Kristof: La analfabeta

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Agota Kristof: La analfabeta. Ediciones Obelisco. Traducción de Juli Peradejordi. Once recortes vitales, once textos. Agota Kristof (1935-2011) nació en Hungría, emigró a Suiza y escribió en francés. Fue autora, entre otras obras, de las novelas   Claus y Lucas   ( El gran cuaderno, La prueba, La tercera mentira ) y   Ayer , del volumen de cuentos No importa y de multitud de obras de teatro . (EXTRACTOS Y MICROCAVILACIONES) E1. «Así es como, a la edad de veintiún años, me enfrento a una lengua desconocida para mí. Empieza mi lucha para conquistar esa lengua, una lucha larga y encarnizada que durará toda mi vida. Por eso digo que la lengua francesa es una lengua enemiga. Pero hay otra razón, y es la más grave: esta lengua está matando a mi lengua materna». (En ‘Lengua materna y lenguas enemigas’). MC1: Hablar una lengua extranjera es caminar de puntillas: avanzar lento, cansarte rápido, por todas partes terreno escarpado, constantes peligros. También: ver flaquear

A. García-Villalba: Esquizorrealismo

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Alfonso García-Villalba: Esquizorrealismo . E.d.a. libros. Colección Los días terrestres. Vivo sometida al maltrato de las interrupciones —no soy la única—, esa  bullshit  tan cool  del  multitasking . Sólo. Sé. Que hoy: m e espeta el cansancio y estoy hecha un guiñapo. Alguien soltó por ahí: «Reseñar  Esquizorrealismo  = explicar racionalmente tu propia locura». Puede que fuera yo. (O no. O sí. O no. El agotamiento descuartiza la memoria). Tiro (en la nuca) de diccionario: *  Esquizofrenia .   Enf. mentales caracterizadas por una  disociación  específica de   las   funciones psíquicas; en casos graves, demencia incurable .  *  Realismo .  Forma de presentar  l as cosas tal como son , sin suavizarlas ni exagerarlas. «Ese es el eje sobre el que se vertebra el esquizorrealismo: realismo paralelo, borroso y gravitatorio, perforación de la psique a partir de la palabra». Cita. Tomada. De. 'Matsuri', séptimo de los nueve relatos  a gazapados en Esqui

M. Sanz: No tan incendiario

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Marta Sanz: No tan incendiario . Periférica. Colección «Pequeños tratados». «Aquí no hay vocación de transparencia. Ni de limpieza. Ni de claridad. Este texto aspira a manchar de tinta las manos que lo agarren». Todos mis libros los compro en papel. Al inicio de No tan incendiario se me escapa un THIS IS GREAT , y mi lápiz no deja de moverse hasta el final del ensayo. Notas, subrayados, asteriscos, exclamaciones, corchetes. La obra queda hecha una EME. No miro el móvil, no abro el ordenador, aguanto las ganas de ir al lavabo. Me acuesto con los ojos rojos y pocas horas de sueño por delante. Leer vampiriza y roba la salud. Así estamos. No tan incendiario salpica, ensucia, echa la bronca. Se manifiesta… 1. Contra la pasividad y la inacción. Contra la cultura como relleno del ocio. 2. Contra los escritores faltos de realidades y demasiada literatura a sus hombros. 3. Contra «la estética de la ternura» y de la cursilería. 4. Contra el espanto de necesitar

F. Werfel: Una letra femenina azul pálido

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Franz Werfel: Una letra femenina azul pálido. Compactos Anagrama. Traducción de Juan José del Solar. Primero me levanto tarde, a las 07.38, sin oír el despertador. Después me estreno en la Autobahn alemana y conduzco hasta Hannover tocada por un placer oscuro: la caída de los límites de velocidad. La caída de Camus va en el maletero. [Tiempo atrás, la caída nietzscheana dolió]. El copiloto me releva y quedo libre para (re)leer Una letra femenina azul pálido , largo título de Franz Werfel, marido de Mahler, Alma, coetáneo de Brod y Kafka y perteneciente, como ellos, a la comunidad judía de habla alemana de Praga, ciudad que pisaré en unas horas. Me pregunto qué hallaré en esta obra leída hace dieciséis años. No hay destino pero sí cúmulos de casualidades. Ya no me siento junto a quien entonces amaba. Anoto rápido sobre una hoja suelta: «Superposición frente a sustitución. Sustituciones: asesinatos artificiales de la vida y la memoria, asfixiantes, represivas. S

Andanzas: Franz Werfel y K

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Werfel, camino de Viena, pasa unos días en Praga, su ciudad natal. Corre el año diecisiete. Queda una tarde con K, que ocupa temporalmente esta vivienda. No se ven desde 1912. Por desgracia K le notifica en un wasap que no saldrá del AUVA hasta las 18.00 horas . Son las cinco y media. Ante la tragedia de no tener consigo libro alguno, Werfel, aburrido, se toma un selfi.

H. G. Navarro: Los últimos percances & El pez volador

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Hipólito G. Navarro: Los últimos percances & El pez volador. Seix Barral y Páginas de Espuma (edición de Javier Sáez de Ibarra), respectivamente. ¿Empiezo con un párrafo que contenga meramente preguntas en homenaje a uno de los grandes cuentos de estos volúmenes, ese que lleva por título "¿El tren para Irún, por favor?"? ¿No supondrá una imitación exangüe y descolorida? ¿No terminaré multiplicando el primer interrogante por equis o zeta (evitando el 1 y el 0) y convirtiéndolo en una ristra excesiva de preguntas? ¿Suena lúcido decir «leyendo estos relatos no me como las uñas sino las venas»? ¿A quién le importa qué es un libro o lo que quiere decir? ¿Un libro es lo que parece? ¿Un libro es lo que significa? ¿Un libro es, lo parece, o sólo significa? Bien. Comencemos de una vez, seamos serios. Reconozcamos que nunca sabemos cómo decir lo que queremos decir, que este segundo párrafo también se inicia en blanco y el blanco nos lleva palabra a palabra al

M. Perezagua: Leche & Criaturas abisales

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Marina Perezagua: Leche & Criaturas abisales . Los libros del lince. Prólogo ( Leche ) de Ray Loriga. Comienzo esta reseña mirando al agua, con cara de partido de waterpolo como cada sábado tarde. No voy a pararme a explicar el origen de esta afición… que ni siquiera es mía. Yo lo que quiero es escribir sobre Criaturas abisales y Leche , o sobre Leche y Criaturas abisales . Perezagua practica el buceo a pulmón. Algunos la llaman sirena pero no estoy de acuerdo: su escritura embate como un kraken. E legancia, contundencia, f luidez, imaginación, precisión   y una  inmensa inteligencia. Criaturas fascinantes en marcos minuciosamente alicatados. Relatos  que  arrastran hacia incómodas profundidades y dinamitan toda frontera y toda horma desde el latido d e una vena reseca. Para parir hay que vaciar los pulmones con el fin de no abrirse en canal, y así conviene hacer (me refiero a extraerse el aire) frente a estos veintiocho cuentos.  El horror se nos clava en el mi

VV. AA.: Serial

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VV. AA.: Serial. Antología poética sobre series de televisión . El Gaviero Ediciones. Ilustraciones de Patri Tezanos. Prólogo de Luna Miguel. «Si alguien me leyera el iris en ese instante vería dentro del eclipse sin cegarse» ( Doctor en Alaska . Ana Cibeira) Llevo unos quince años sin ver televisión. El abandono consistió en dejar de hacer algo que encontraba de todo punto aburrido. Parecido a desprender con una uña un cachito de piel muerta. No duele ni te percatas de la pérdida. De niña recuerdo ver anuncios, dibujos animados y películas de Tarzán. En la adolescencia seguí V, Fama y otros seriales de sobremesa. Más adelante, temporadas de Star Trek, Urgencias, Ally McBeal  o Friends. Ay. Ese momento idílico de ver la tele en pareja. Prefiero una sesión (de amor, of course , de amor) bajo las sábanas. Cada cual es como es. Serial reúne veintiún poemas inspirados en otras tantas series de televisión. Excepto por La casa de la pradera , me siento despojada de t

P. Adón: Mente animal

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Pilar Adón: Mente animal. La Bella Varsovia. «He visto algo grandioso e inexplicable y no por ello he cambiado». Pilar Adón ha sido uno de los descubrimientos del verano. De ella he podido leer El mes más cruel (Impedimenta) y este glorioso poemario, Mente animal , en sublime edición de La Bella Varsovia. Al corazón de esta obra habría que llamarlo páncreas, garganta, guijarro, quizás hígado. El perfeccionismo, imprescindible en el arte, posee un lado salvaje.   Lo irracional es perfecto en sí mismo: no necesita de nuestros razonamientos.  «Quedará lo que no tiene sentido ni razón ni fin». Animales, memoria, despojos, barro.   Quedará el hueco abierto.  «El humo asoma al cosmos desde las chimeneas y lo demás no se ve». Cada libro corre una suerte.  «Es difícil dejar de ver las cosas con ojos ajenos».  Leo tumbada en silencio. Si me incorporo, el estruendo me golpea: el mar, la playa, las voces, un terrible viento. La cubierta de Laia Arqueros se vuelve salina y pr

L. Tolstói: Confesión

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Lev Tolstói: Confesión . Acantilado. Traducción de Marta Rebón. Tras un verano marcado por la muerte y sus sicarios (enfermedad, vejez, la suerte y sus pestes), leer a Tolstói reconforta: no hay manera de alcanzar su paz de espíritu pero es fácil simpatizar con sus zozobras. La nada está ahí — aquí —, y fría o caliente nos espera. «La verdad era que la vida es un absurdo. Delante de mí no había nada excepto mi ruina. Y esto aconteció en un momento en que estaba rodeado de lo que se considera la felicidad completa; cuando aún no cumplía cincuenta años». En el cénit de su vida (goza de salud, es un escritor respetado), Tolstói atraviesa una honda crisis de conciencia. Busca, con ahínco, desbaratar los «hilos sutiles de mentira» con los que está entretejida la verdad.  Mentirse a uno mismo no tiene sentido y ninguna de las posturas (ignorancia, epicureísmo, suicidio o desencanto) observadas entre quienes lo rodean le satisfacen. La vida es una cripta envenenada, la muerte es

R. Valencia: Sonría a cámara

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Roberto Valencia: Sonría a cámara . Lengua de trapo. NOTA PREVIA: Microcrítica en forma de entrevista ficcional.  Con el consentimiento de Roberto Valencia. 1. Al leer sus relatos tuve la sensación de hallarme en el Teatro Griego del Parque Güell. Intuía una firme estructura bajo mis pies pero no conseguía visualizarla. Muéstreme la Sala Hipóstila, por favor.  La estructura del libro es un tono: el de ese narrador en tercera persona que te empuja todo el tiempo y que miente y que da información superabundante. Igual que Google, vamos . 2. ¿De dónde vienen esas frases largas? ¿Por qué tanto estupor ante frases largas? No es la primera vez que me lo preguntan. Yo escribo así. Lo elijo. O no lo elijo. 3. La pornografía, ¿tiene futuro?  Sobrevivirá a la mayoría de los libros. Pero me trae sin cuidado, la pornografía. 4. A lgunas de sus  historias contienen   referencias ingenieriles . ¿Qué poso dejan las disciplinas aprendidas? Una inercia para pensar según d

S. Anderson: Muerte en el bosque

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Sherwood Anderson: Muerte en el bosque . Ediciones Traspiés. Traducción de Miguel Á. Martínez-Cabeza. No soy filóloga. Mis lagunas literarias son enormes. Hago lo que puedo por paliarlas. Para subsanar ese vacío necesitaré muchos años. Es una pena grande pero procuro no pensar en lo pendiente. Aspiro a vivir/morir medio en paz. Constato, por ejemplo, que hasta hace poco nunca había oído hablar de Sherwood Anderson. [La ignorancia: otro infinito]. Prolífico y aclamado autor norteamericano, amigo de Gertrude Stein, mentor de Faulkner, modelo generacional de Hemingway y Steinbeck. Y más. Cultivó todos los géneros pero sobresalió por sus relatos. Traspiés recoge en Muerte en el bosque trece de estas historias: cortas-magníficas-todas. La primera da título al volumen y abre paso al universo lírico de Anderson. Resulta difícil referirse a este autor por su apellido en lugar de por su nombre de pila, idéntico al de tan legendario bosque inglés. Con un lenguaje pelad

A. M. Matute: Los niños tontos

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Ana María Matute: Los niños tontos . Ediciones Destino. Ilustraciones de José María Prim. Me aburrían y me siguen aburriendo casi todos los cuentos infantiles. No comprendo el interés que pueden suscitar un gatito que habla, un príncipe a caballo, una princesa estúpida. Finales felices, argumentos repetitivos, estereotipos perniciosos… El placer por la lectura llegó más tarde. Quién sabe cómo. Son muchos los autores que convierten a niños, o a adultos en ciernes, en protagonistas de sus historias. Algunos parece que solo buscan lectores: la infancia conmueve. Otros, como Ana María Matute, lo hacen —lo hicieron— de modo justificado y pertinaz. Los niños tontos : niños de todas clases, por todas partes, en veintiún relatos de una crueldad espeluznante .  Breves como el soplar de velas frente a una tarta de cumpleaños. Angustiosos como una película de terror. Hoy, una noche cualquiera, leo para mis hijos tres o cuatro de estas historias. Mañana morir