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Mostrando entradas de 2016

Selección "Fin de Año"

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Y ahora sí (muchas horas de lectura no le quedan a 2016), estas son las obras que más profundamente han señalado mi año: 1. Patria, de Fernando Aramburu. Sacudida. Qué llantos. Me explayé sobre ella en una entrada previa, así que no me repito. (Para quien guste, aquí ). 2. Malva, novela de la neerlandesa Hagar Peeters. Habla la hija de Neruda. La reseña está escrita y pronto aparecerá en Las Críticas . 3. Marina Tsvietáieva. Cualquier obra (preferentemente, todas). La producción literaria de esta poeta rusa (diarios, ensayos, teatro, epistolarios; poesía —por supuesto—) es refugio y muestra de su drama y genialidad auténtica. En algún momento del año próximo escribiré sobre ella. Dicho lo cual: que comiencen 2017 con buen pie... y se golpeen lo menos posible contra libros que no merezcan la pena. 

A. García-Villalba: Homoconejo

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Alfonso García-Villalba: Homoconejo . E.d.a. libros. Colección Los días terrestres. Murcia es la provincia española en la que nunca he puesto las piernas. Nada de lo que allí acontece —sus polígonos industriales, la calina suspendida, su aura hortícola— tiene en mi cabeza parámetros demostrables, visos de realidad. Santo Tomás. Cierto es que en mi boca baila una gota dulce de sangre derramada por algunas muestras —meritorias— de literatura murciana. Pero Murcia, al fin y al cabo, luce (para mí) en el centro de un laberinto, ocupando una dimensión misteriosa y lejana. «Según M, escribir consiste básicamente en empezar a usar palabras y comprobar adónde puedes ir con ellas. Algo así como lanzarse a ver qué pasa. [...] El proceso de escritura hace que la idea se adapte a la realidad y a los medios con que se cuenta». Querido credo : No estoy en desacuerdo con lo entrecomillado. El laberinto «… es una caja donde todo el sentido se impregna de dup

Patria: NOTAS CRUDAS

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Fernando Aramburu: Patria . Tusquets Editores.                                            En el punto de mira                                              la sospecha                                            de la no pertenencia                                            y su impúdica                                                   inmoral                                            liberación. No sé bien cómo empezar estos comentarios. Terminé la novela hace un par de semanas y la emoción me pudo en varios momentos. No he querido, sin embargo, escribir desde el dolor, la pena, el enfado, la perplejidad o la rabia. Decidí reposar lo leído y zambullirme en otras obras. Me gustaría lograr un tono neutro, telegráfico casi, desprovisto en todo caso de afección y sentimentalismo. Por ello estas ‘Notas crudas’; no se me ocurre otro encabezamiento. Seguiré el orden en el que fueron tomadas en los márgenes del libro, agregando los pensamientos generados

S. Orne Jewett: La tierra de los abetos puntiagudos

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Sarah Orne Jewett: La tierra de los abetos puntiagudos. Dos Bigotes. Traducción de Raquel G. Rojas. «El aire era puro y una no podía desear otra cosa que convertirse en ciudadana de un continente tan diminuto pero completo como aquella tierra de pescadores».  A veces juzgo un libro por su capacidad para comportarse como un bizcocho de Proust, también llamado por otros bollo, tostada o magdalena. Sé que no estoy en lo universalmente cierto (la ambición de comunión: un delirio), pero una mala obra, amén de tiempo perdido, poco deja en mí. No fue el caso de esta novela de la norteamericana Orne Jewett (1849-1909), de la que hasta ahora no se había publicado nada en castellano. Por su brevedad, unas 160 páginas, en algunas ediciones en lengua inglesa se divulga como novela corta junto con otros relatos de la autora ( The country of the pointed firs and other stories ) . Publicada en 1896, narra el verano de una escritora en la villa imaginaria de Dunnet Lan

M. Waltari: La gran ilusión

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Mika Waltari: La gran ilusión. Gallo Nero. Traducción de Luisa Gutiérrez. «¡Ojalá pudiéramos saber cuánto dolor se oculta bajo todos los rostros sonrientes!». Regresar a Waltari me ha hecho feliz . Desde el monumental Sinuhé, el egipcio , no lo visitaba. Él a mí, sin embargo, sí: muchas de las tribulaciones del imperfecto buen Sinuhé siguen conmigo. La literatura —cuando lo es— remuerde la memoria. Mika Waltari (Helsinki, 1908-1979) fue uno de los mayores escritores de su tiempo, y uno de los autores finlandeses más prolíficos. La gran ilusión fue su primera novela (el primero de sus viajes ). Waltari solo tenía diecinueve años. Entre París y Helsinki, dos hombres y una mujer componen un triángulo de fuegos y renuncias sustentado por el dolor real de la vida . Son los años veinte, con su bohemia, sus adicciones y su horadado optimismo. El tango, la juventud, los comienzos del cine; Waltar i es testigo fiel de un tiempo pródigo en ilusiones. «¿No es maravi

H. Melville: Moby Dick

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Herman Melville: Moby Dick. Penguin Clásicos. Traducción de Enrique Pezzoni. Introducción de Andrew Delbanco. «Y en ese inefable esperma lavé mis manos y mi corazón». Lo protegí a muerte en las tempestades. Las páginas se iban volviendo húmedas, el lápiz apenas dejaba marcas, temí perderlo en muchos barcos. Pero Moby Dick sobrevivía día a día, como infectado por el tesón y la furia del capitán Ahab. Cómo hablar de una obra de la que no se debe hablar. « Moby Dick es un libro letal, hostil a toda convención, del que jamás debería hacerse un retrato». De acuerdo. Y sin embargo, Moby Dick es un clásico que llevamos más de siglo y medio interpretando. «Agua y meditación siempre han estado unidas», afirma Melville/Ismael. El cachalote blanco, el Pequod y la inmensidad del mar. El pez volador y el pez amarrado. Lo justo y lo injusto, nuestros horrores y glorias, el miedo, el valor, la locura. Viajar cansa, desear cansa, vivir cansa, y poco puede hacerse por