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Mostrando entradas de marzo, 2015

Andanzas: Miguel de Cervantes

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Al marcharme de Alcalá, pregunté a Don Miguel si, ya muerto, le importaban algo sus huesos. Esperé largo rato. La estatua no respondió. Interpreté su silencio como un “a preguntas necias, oídos sordos”.

I. Christensen: Alfabeto

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Inger Christensen: Alfabeto. Sexto Piso. Edición bilingüe. Traducción de Francisco J. Uriz. Amarillos, negro y marrón tierra. Secuencia de Fibonacci y abecedario. Números y letras, su orden misterioso, u n todo engarzado,  el mundo, su destrucción, su nacimiento .  Me cuesta evitar la partitura danesa. Intoxicación de idiomas: la escucho con melodía sueca y grafía del neerlandés. En español comprendo pero por qué: el alfabeto no se completa. Por qué: el poema 14 no alcanza el verso seiscientos diez. las garzas, las grietas, las  estaciones existen savia, bombas, arena  resbalan cálculos de tiempo sin fecha de caducidad Maravillosa edición de este «libro esencial» de la literatura europea del siglo XX, traducido por vez primera (y magníficamente) al castellano, de una autora gigante de la que sabemos muy poco en español.  «sólo los pobres viven con el miedo de morir antes de que los ricos den la orden final de cualquier cosa».    

Andanzas: Fernando Aramburu

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Puerta del Café Roch, fundado en 1898 Martes, finales de febrero. Primer día en la ciudad. Madrugas demasiado. La mayoría de los cafés están cerrados, l as librerías no abren hasta las diez.  Caminas bajo el paraguas a cuatro grados, sin rumbo preciso, entre calles mustias de llovizna.  Calle Estafeta Recorres casi todo el centro. Sientes frío y te refugias en un banco de la iglesia de San Nicolás,  sobre la tumba 316 . Cuentas veinticinco asistentes, trece de ellos varones, a algún tipo de ceremonia. Al cabo de varios minutos aún no tienes claro si se trata de una misa o de otro tipo de celebración. El cura dice: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras». Suena a curso de literatura. Aguzas el oído. Quizá te sirva para una microcrítica. Te dices que a veces sucede: la vida se atasca y se vuelve inservible, igual que una cremallera rota que conviene reemplazar. No sabes si tú te reemplazaste. Crees que no, que no te reemplazaste. Seguiste adelante. El