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M. García Robayo: El afuera & Primera persona

Margarita García Robayo: El afuera (Anagrama, 2024). Primera persona (Tr ánsito, 2019).   Plenos placeres: leer a Margarita García Robayo.   «El afuera = El enemigo».   Ensayos de flexibilidad prodigiosa y robusta gravedad, donde el adentro y el afuera se destripan sin afectaciones mientras la voz propia y el sentido práctico reinan.   «Hay textos (¿como este?) que se zambullen en una larga digresión y que, cada tanto, hay que agarrarlos del brazo, traerlos de vuelta al centro y darles una puntada con hilo grueso pero transparente, para que no se note el esfuerzo».   «Hay épocas en las que todas las partes de la vida se convierten en una amenaza sin escapatoria».

A. Lun: Química para mosquitos

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Aleksandra Lun: Química para mosquitos. Galaxia Gutenberg, 2024. LIV Premio Internacional de Novela Ciudad de Barbastro 2023.   Una niña se desliza por el tobogán de la Europa del Este envuelta en la extrañeza . Tiene un brazo más largo que el otro, sufre miopía y daltonismo, padece anginas y los antibióticos han vuelto su sangre amarilla.   En su país las fronteras están cerradas y el estado se hace cargo de todo. Sin embargo, ella recuerda una nave donde «la belleza era la dimensión en la que sucedían todas las cosas».   La niña visita sanatorios, pierde un globo de helio y descubre la tabla periódica, que contiene todo lo que conocemos. Hay una pseudomadre que trabaja en una planta química. Un pseudopadre huidizo. Una pseudoabuela con la que comparte los veranos en el campo.   Los mosquitos y otros bichos le cuentan historias que ella incorpora a su mundo interior. «Los insectos fueron los primeros animales que aprendieron a volar, los prim

J. Aguilar Recuenco: Leonora dentro

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Josefina Aguilar Recuenco: Leonora dentro. Diputación de Soria, 2024. XLII Premio Leonor de Poesía 2023.   «Soy ese pájaro de plomo que vuela en oro […] Soy ese potro blanco dentro de las aspas».   Verano de 1940. Leonora Carrington en un sanatorio de Santander, ahíta de cardiazol. El arte brota de nuestro más profundo territorio y este texto nos lleva al fondo de Leonora y sus pinturas.    Vuelo de ojo, mano, pluma, oído, insecto. Ella es animal. Ella es liquen, flujo alquímico, tierra demiúrgica. Huele a ceremonias ancestrales. A druida. A ciervo.   Lo onírico labra cada página. «Herida y vida son los hermanos gemelos de alfa y omega», se nos dice. Surrealismo y curación van abrazados. «Escapar es llevar mi mundo fuera del mundo». Dentro y afuera.   Max, París, Inglaterra y México antes de llegar a México.   La libertad en la entraña de la boca. Después, sobre la tela.   Imagino a Leonora mirándose en este viaje a su int

V. León: Flores de fuego

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  Victoria León: Flores de fuego. Fundación José Manuel Lara, 2023.   «Mientras llega la noche, el rojo anaranjado de las nubes y el hipnótico vuelo de los pájaros son toda nuestra historia».   El 10 de marzo hará un año de la primera impresión de este poemario. Con Virgilio y Goethe convocando al lector, la vida como noche y la palabra como luz efímera . Cuatro partes al arrullo —bien mecido— de la trascendencia y el frecuente endecasílabo.   Arde el misterio del fuego y del dolor. Escribimos como intento de llegar a la grieta silenciosa: donde lo real no pudo. Para trascender el suceso y amparar la memoria.   León condensa abismos a brochazos: «Fue la vida aquel golpe, y, por dentro, aquel frío».   O constata que: «No hay fondo en el dolor. No comprendo por qué trataba de encontrarlo».   Frente a la fisura del fin, el recuerdo se inunda de melancolía: «Ya sabemos mirarnos sin perturbar el orden ni desatar torme

I. Bono: Me muero

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  Isabel Bono: Me muero. Bartleby Editores, 2021. Prólogo de Juan Marqués.   De-to-na-ción. Los títulos de Me muero siguen fielmente el alfabeto con excepción de la b, j, k, o, w, z. Podríamos agitar todas las letras y lanzarlas por los aires de la fatalidad . Podríamos rodar por un desagüe, sellar heridas con fuego, expulsar agua sucia. Tomar un vaso de leche y «volar con una piedra atada al cuello». O también podríamos no hacer nada, solo morir, mientras contemplamos   pájaros, árboles, grúas, trenes, charcos, palmeras, insomnios, ciudades, insectos.    «Yo creía que el dolor / alimentaba / y que siempre me sabría a poco».   Todo se pierde y se gasta. Y de ahí la prisa, el temor, las preguntas. Porque: «¿y si no hay dolor? / ¿y si no hay siquiera dolor?».   En la poesía de Bono nada es irreconciliable, ni permanece intacto, ni se presenta entero. De su viaje interior se sale contrahecha, pero ella, en contradicción aparente, no se desprende de la luz

P. Gutiérrez: La tercera clase

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Pablo Gutiérrez: La tercera clase. La Navaja Suiza, 2023.   «Lo que ocurrió a la niña Valme va de un río, un pueblo orillado y una colmena donde los muchachos se apilan sin propósito».   Año 2023. Pablo Gutiérrez publica otra novela impetuosa, viajando desde el Londres de sus Cabezas cortadas (2018) al municipio imaginario de La Broa, una grieta de mar y de abandono en un supuesto trozo de costa gaditana.   El paisaje es la marisma, las torres. El cohesivo, el narco y el hachís. «A la aldea la llamarán La Broa porque en la boca del río hay escollos de gran peligro». Un nombre-bramido, devorador de las almas de sus habitantes.   Novela coral, generosa en voces que se anudan sin tocarse. Recuerdan —rehacen— el caso de la niña Valme, del grupo de tercero, del bloque número 3. Un número sin suerte con un siniestro canto.   «Para los chicos de la tercera clase, ya todo estaba perdido, tenían quince años y eran demasiado viejos». El accidente lingü

G. Eliot: Las novelas tontas de ciertas damas novelistas

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  George Eliot: Las novelas tontas de ciertas damas novelistas. Impedimenta, 2012. Traducción y prólogo de Gabriela Bustelo.   George Eliot no fue George Sand, aunque ambos fueron escritores y habitaron la Europa occidental del XIX (Inglaterra, Francia). Las dos también fueron mujeres publicadas bajo pseudónimo, leídas y respetadas por el establishment de su tiempo. Middlemarch , la obra cumbre de Eliot, se considera todavía hoy una de las mejores novelas en lengua inglesa.   Este escueto ensayo es una fina pica contra las novelas «de artimaña y confección» que dominaban las ventas de aquel tiempo. Al parecer, novelas superficiales, llenas de ornato y romance, escritas fundamentalmente por mujeres. A juicio de Eliot, estas obras no proceden «de una intensa labor sino de una intensa holganza», y tienden a confirmar «el prejuicio popular contra una educación femenina más sólida».   Eliot reprueba la simpleza y el alarde de unos logros literarios asenta