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Mostrando entradas de 2017

2017: adiós

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Por primera vez lo hago porque por primera vez sucede: las mejores obras de este año no han sido literarias sino cinematográficas, vistas en lugar de leídas. Sin microcrítica de por medio, aquí van esos filmes, que recomiendo vivamente. Pasen muy felices fiestas. Les uns et les autres (1981), de Claude Lelouch. Cinema Paradiso (1988), de Giuseppe Tornatore. 

E. Haffner: Hermanos de sangre

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Ernst Haffner: Hermanos de sangre . Una novela berlinesa. Seix Barral/Booket. Traducción de Fernando Aramburu. Prólogo de Peter Graf. «La figura de Ernst Haffner está envuelta en misterio. Sólo se sabe que fue periodista y trabajador social, y que muy probablemente estuvo en contacto con chicos como los que describe en su novela». Con el ascenso del partido nazi al poder y la llegada de la guerra, el rastro de Haffner se pierde. Un año después de su publicación en 1932, Hermanos de sangre es quemada y prohibida. Transcurren ochenta años hasta que vuelve a editarse. Berlín, invierno, inicios de los años treinta. Cientos de jóvenes callejeros habitan la ciudad, rodeados de frío y de miseria. La lucha por la vida se improvisa cada jornada, con el hambre y la búsqueda de un techo como únicos guías. Viven con las nalgas al aire arropados por la solidaridad de grupo, único cobijo real del que disponen: «A ese Berlín enorme, despiadado, no es posible vencerlo a solas pa

E. Zamiátin: Nosotros

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Evgueni Zamiátin: Nosotros . Ediciones Akal. Traducción y prólogo de Sergio Hernández-Ranera. « Nosotros es una novela rompedora, como no podía ser de otra manera en un hombre que se hallaba construyendo un rompehielos mientras la escribía», dice Sergio Hernández-Ranera. Un hombre que, según este mismo prologuista, «era un genio». Fue escrita en 1920, aunque desde ningún punto de vista lo parezca. Vio la luz en 1924 en traducción al inglés. Con el fin de desbloquear su carrera literaria, Zamiátin pidió permiso a Stalin para ser expulsado o poder salir de la URSS. En el código penal soviético de entonces, el exilio se encontraba tan solo un escalón por debajo de la pena de muerte. Frente al silencio y la censura literarios, Zamiátin lo consideró más soportable. La autorización para salir de la URSS le fue concedida (su milagrosa carta a Stalin va incluida en esta edición). Zamiátin falleció en París en 1937, en la miseria y sin reconocimiento. Has

H. Kang: La vegetariana

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Han Kang: La vegetariana . :Rata_. Traducción de Sunme Yoon. Prólogo de Gabi Martínez.    Parte de lo leído sobre esta obra no refleja lo hallado en ella. Explicarlo es el objetivo de estas líneas. Sí confieso (y en esto puedo coincidir con otros lectores) que acabé el primer capítulo con náuseas crecientes, arrojando una bandeja de pollo —en un intento por perderla de vista— del frigorífico a los cajones del congelador. Reacciones viscerales aparte, creo que La vegetariana poco tiene que ver con el rechazo a la ingestión de productos de origen animal. Yeonghye, la protagonista, toma esa decisión por una serie de «sueños» que la asaltan por las noches. No se mencionan ni insinúan en ninguna parte de la novela otros motivos que la lleven a ello. En un lapso de pocos años, extiende su veto al resto de alimentos y deja por completo de comer. «Se podía sentir en ella la fuerza de un árbol silvestre y sin podar». «Era la voz desapasionada de algu

Cinco años

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Y así, medio a lo tonto, MCL (Microcríticas Literarias) cumplió este mes de octubre cinco años. Allá —¡lejos-cerca!— quedó Dostoievski en su subsuelo . Han sido muchas las sorpresas que este asunto minoritario —que aún no sé bien cómo denominar— ha procurado. Por mi parte, ha habido en él tantas dosis de placer como de esfuerzo. Gracias a todo el público lector. Y gracias también a quienes viven conmigo. Por (con)cederme espacio y tiempo. «la vida nos sujeta porque precisamente no es como la esperábamos». (J. Gil de Biedma)

E. Wharton: Las hermanas Bunner

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Edith Wharton: Las hermanas Bunner . Contraseña Editorial. Traducción de Ismael Attrache. Prólogo de Soledad Puértolas. Vaya por delante una mención al magnífico trabajo de edición volcado por Contraseña. Confieso que no he querido marcar mi lectura con lapicero alguno para no estropear la belleza y pulcritud (papel magnífico, escasas erratas) con que sus obras salen de imprenta. Las hermanas Bunner fue una obra temprana en la producción literaria de Edith Wharton (1862-1937). Escrita en 1892 , no fue publicada hasta 1916 en el volumen Xingu and other stories, del que Contraseña ha extraído y dado a conocer por separado algunos de sus títulos. Constituye un relato atípico de Wharton, en el que aparece la Nueva York pobre y no el mundo rico y aristócrata que con tanta sutileza y penetración dibujó la autora en otras obras. Este punto es relevante, pues con frecuencia olvidamos que en Nueva York, por encima de su cosmopolitismo, una gran parte de sus habitantes vivía sum

M.A. Clark Bremer: Los antepasados

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Mary Ann Clark Bremer: Los antepasados . Periférica. Traducción de Hugo Bachelli. «Conservo sólo la memoria y la impresión de lo amado con fiereza». Es la quinta obra que reseño de Clark Bremer , esta serie exquisita suya de cuadernos impregnados de lirismo. Desprovista de lazos cercanos, la autora apura el tramo de vida que le queda. Con voz serena evoca a algunos ascendientes y especula sobre el vacío que dejaron sus secretos. La palabra que nunca desentona. La sencillez y libertad que otorgan una amplia cultura y haber llegado al fondo de uno. En cada párrafo, un sortilegio. Me pregunto qué supuso para Hugo Bachelli traducir estos cuadernos. Dónde y cómo fueron escritos, qué gesto mantenía Clark Bremer sobre sus páginas, cómo se encadenaban sus memorias. Pepe y Leonor, Sevilla, 1940 La familia, ¿lastre o suerte? ¿Cuánto pesa, en la vida de uno, un antepasado? Los que más me interesaron fueron siempre quienes no llegué a conocer: la abuela

I. Bono: Pan comido

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Isabel Bono: Pan comido. Bartleby Editores. Prólogo de Juan Pardo Vidal. «Si el mar es el mismo, ¿por qué no descanso?». «No te pares, dijo, porque moverse sostiene». Lo empecé descentrada, al sol de julio, en un escenario lúgubre: casa grande, miedo grande, tú en la sombra, esperanza chica. La larga nostalgia. El corto verano. Los inmensos títulos. Bono escribe consciente de la irrealidad que construye, y por ello precisamente convence. Un relato recordado, fiel a los hechos (quizá), pero ante todo, creado a golpe de pulsión poética y autoconocimiento.  Racionalidad y visceralidad se enriquecen y desmiembran mutuamente. Afectos revueltos, irresueltos. Revelaciones. Representaciones que escuecen. «Si supieras qué absurda me parece esta sombrilla  y estas estrellas (de mar) movidas por ningún amor. Qué absurdas esas risas el calor y los filtros solares. Yo quería tormentas, no este sol espléndido». Vivir es el juego más ex

V. Woolf: Orlando

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Virginia Woolf: Orlando . Alianza Editorial. Traducción de María Luisa Balseiro. Hoy me siento masculina. Me ajusto unos pantalones, me calzo unas botas planas y vierto, sobre mi cuello, un perfume andrógino y literario, hijo natural de este libro . Fin de preámbulo. Woolf, Virginia. Como ensayista, h ay pocas autoras a las que admire más. Estilo, lucidez, perspicacia. La viveza de juicio por encima de todo. Hablar siempre con conocimiento de causa. Orlando , el relato. Una biografía rara, un divertido juego intelectual y narrativo. Más de trescientos años de existencia transforman al protagonista (hombre, al inicio) en mujer. Sin perder su amor a los libros ni su torpeza innata, Orlando conquista una naturaleza cada vez más lechosa y diluida. ¿Qué es lo definitorio en Orlando? ¿Su volatilidad? ¿Su reírse de todo? ¿Sus eternas dudas? ¿Su —desprovista de todo plan— transformación? Que opine cada cual. «La transacción que ha de hacer un escritor con el espíritu de l

S. Montobbio: Desde mi ventana oscura

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Santiago Montobbio: Vanuit mijn donkere raam/Desde mi ventana oscura. Editorial Piaam. Edición bilingüe español-neerlandés. Traducción y edición a cargo de Klaas S. Wijnsma.                  «La ciudad que nadie ve, y es la más grande, es en la que trabajan y están condenados a ser siempre iguales todos mis nadies». Escribir para envolver la sombra y enhebrar (alguno de) sus hilos. Poema, palabra, ventana. La vida como horizonte y fluir. Como semilla y campo de todo sentimiento. Luz, hábitat, alféizar. El deseo de amar. Oleaje-sufrir. Caudales que remontan toda gravedad. Aguas profundas bajo el suelo desierto. En 2009 Montobbio retoma la escritura tras veinte años de silencio. Desde mi ventana oscura recoge una muestra de obra anteriormente publicada. En el país de la normalidad , Klaas S. Wijnsma creó la editorial Piaam para dar a conocer esta selec