V. Woolf: Orlando

Virginia Woolf: Orlando.
Alianza Editorial. Traducción de María Luisa Balseiro.


Hoy me siento masculina. Me ajusto unos pantalones, me calzo unas botas planas y vierto, sobre mi cuello, un perfume andrógino y literario, hijo natural de este libro. Fin de preámbulo.

Woolf, Virginia. Como ensayista, hay pocas autoras a las que admire más. Estilo, lucidez, perspicacia. La viveza de juicio por encima de todo. Hablar siempre con conocimiento de causa.

Orlando, el relato. Una biografía rara, un divertido juego intelectual y narrativo. Más de trescientos años de existencia transforman al protagonista (hombre, al inicio) en mujer. Sin perder su amor a los libros ni su torpeza innata, Orlando conquista una naturaleza cada vez más lechosa y diluida. ¿Qué es lo definitorio en Orlando? ¿Su volatilidad? ¿Su reírse de todo? ¿Sus eternas dudas? ¿Su —desprovista de todo plan— transformación? Que opine cada cual.

«La transacción que ha de hacer un escritor con el espíritu de la época es infinitamente delicada, y de un buen acuerdo entre los dos depende la fortuna de sus obras». En 2017, algunas partes (capítulo 4) se hacen largas. Pero es fácil comprender las palabras de Woolf, el riesgo asumido en 1928 al publicar una novela como Orlando.

Aliada me siento (a Woolf y a Alianza). Seguiré apurando lecturas hasta el final de mi vista.

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