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S. Gallardo: Enero

  Sara Gallardo: Enero . Malas Tierras, 2021.   «No, no ha de suceder, no ha de suceder…».   Enero fue la primera novela de Sara Gallardo (1931-1988), publicada en Argentina cuando la autora tenía veintisiete años. Apenas cien páginas y la gran llanura: reses, caballos, clases sociales y un incesante control sobre las mujeres. Una tierra de mutismo donde las normas de conducta se fijan a fuego.   Nefer tiene dieciséis años y afronta un embarazo fruto de una violación. A lo largo de once capítulos batidos por una pavorosa soledad, escuchamos su voz desesperada y su creciente individualización. Con amargura y cierta esperanza, sopesa soluciones, a la par que su ojo crítico no se deja engañar.   «…y encima de todo, pasando por el cuarto sin interrupción, pasando por la noche, pasando por el mundo, el tiempo cargado de cosas que llegan y pasan, llegan y pasan pero no pueden apartarse».   Gallardo, nacida en Buenos Aires, fue autora de cinco novelas

H. Kang: La clase de griego

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Han Kang: La clase de griego. Random House, 2023. Traducción de Sunme Yoon.   «Escríbeme una carta larguísima que sólo hable de silencio». Alda Merini, La loca de la puerta de al lado   De Han Kang (1970), reconocida autora surcoreana, Premio Nobel de Literatura 2024*, nos han llegado en español novelas como La vegetariana (Premio Man Booker Internacional 2016) o La clase de griego. En ambas vibra la culebra de la buena literatura. Las dos dejan un surco turbador.   Regresamos a la urbe y a los márgenes. Dos personajes: un profesor de griego antiguo semiciego y una mujer atrapada en la mudez. Desconectados del mundo circundante, escindidos de sí mismos, exhalan lo inexpresable mientras se desvanecen.   «Nada sabe de sus pulmones, músculos y órganos oscuros, ni tampoco de su corazón caliente que bombea con fuerza».   La naturaleza y el silencio emergen como refugio frente al colapso. El mundo físico se disuelve y los hechos imponen su impara

M. Á. Oeste: Vengo de ese miedo

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  Miguel Ángel Oeste: Vengo de ese miedo. Tusquets Editores, 2022.   Mi cuerpo se tensa al escribir estas líneas . Quizá porque yo también vengo de ese miedo . Para narrar el infierno, dice Neige Sinno, hay que haber salido de él. Dejar atrás una casa, haber cerrado una puerta.   No es el punto de partida en esta historia donde no se ocultan ni la rabia, ni el rencor, ni el odio, ni el miedo. Sobre todo, el miedo. Esa herida supurante del maltrato. Una víscera infectada que mutila y paraliza. Que al menor despiste, todo lo corroe.   «Quiero matar a mi padre», nos dice —y se repite a sí mismo— el narrador. Y parece que a través de este mantra doloroso va encontrando el coraje de adentrarse en la negrura del pasado. Su viaje particular a una ansiada sanación a la que su paternidad reciente incita.   Golpe a golpe, recuerdo a recuerdo. Para tratar de entender cómo pudo pasar aquello, de dónde viene el yo que somos. Estas piezas rotas. Los desechos qu

I. Rosa: Feliz final

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  Isaac Rosa: Feliz final. Seix Barral, 2018.     Compendio de notas poslectura:     Cuando hablamos de amor, las manos se rompen. ¿Quién es el otro? Bocanada de humo. El paraíso es efímero. No hay relato libre de ficción.   *   La vida secreta ocupa más espacio que la vista. La convivencia multiplica lo previsible. El gran peligro: el aburrimiento. El ahogo económico empeora lo que hay.   *   Explicar qué ocurrió: acto temerario. Presagiar el futuro: apuesta perdida. Intentar comprender revela lo ilimitado de nuestros límites.   *   Encadenar relaciones, ¿es amor? El narcisismo, ¿qué aporta? Atravesar estados que no logramos entender, ¿es amor?   *   Las relaciones se mueven con la cadencia de nuestros pasos. Sin armarnos de paciencia, ningún amor dura. El deseo es una mina interna a punto de explotar.   *   El escritor sabe lo que hace. Domina la técnica. Como en ot

V. Lee: La viajera sentimental

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  Vernon Lee: La viajera sentimental. Abada Editores, 2021. Traducción y edición de Miguel Ángel Martínez-Cabeza.   Vernon Lee (1856-1935) fue una niña inglesa multilingüe, de vida itinerante, autora de cuarenta y seis libros entre cuentos, novelas, biografías, obras de teatro y ensayos múltiples con los que se granjeó el respeto de la intelectualidad de su tiempo. Su obra, sin demasiados lectores en vida, ha empezado a recibir atención en este siglo XXI.   Según ella misma confesó, no fue educada para viajar sino para trasladarse —eso sí: rodeada de libros—, hecho que favoreció su conversión posterior en viajera infatigable.   La viajera sentimental reúne treinta y tres piezas de preciosismo vaneyckiano sobre rincones de Alemania, Italia, Francia y Suiza. No importa que a veces falte una identificación clara del punto descrito. Lo que importa es encontrar el genius loci , reflejar «el espíritu del lugar».   Junto a la experiencia

M. García Robayo: El afuera & Primera persona

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Margarita García Robayo: El afuera (Anagrama, 2024). Primera persona (Tr ánsito, 2019).   Plenos placeres: leer a Margarita García Robayo.   «El afuera = El enemigo».   Ensayos de flexibilidad prodigiosa y robusta gravedad, donde el adentro y el afuera se destripan sin afectaciones mientras la voz propia y el sentido práctico reinan.   «Hay textos (¿como este?) que se zambullen en una larga digresión y que, cada tanto, hay que agarrarlos del brazo, traerlos de vuelta al centro y darles una puntada con hilo grueso pero transparente, para que no se note el esfuerzo».   «Hay épocas en las que todas las partes de la vida se convierten en una amenaza sin escapatoria».

A. Lun: Química para mosquitos

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Aleksandra Lun: Química para mosquitos. Galaxia Gutenberg, 2024. LIV Premio Internacional de Novela Ciudad de Barbastro 2023.   Una niña se desliza por el tobogán de la Europa del Este envuelta en la extrañeza . Tiene un brazo más largo que el otro, sufre miopía y daltonismo, padece anginas y los antibióticos han vuelto su sangre amarilla.   En su país las fronteras están cerradas y el estado se hace cargo de todo. Sin embargo, ella recuerda una nave donde «la belleza era la dimensión en la que sucedían todas las cosas».   La niña visita sanatorios, pierde un globo de helio y descubre la tabla periódica, que contiene todo lo que conocemos. Hay una pseudomadre que trabaja en una planta química. Un pseudopadre huidizo. Una pseudoabuela con la que comparte los veranos en el campo.   Los mosquitos y otros bichos le cuentan historias que ella incorpora a su mundo interior. «Los insectos fueron los primeros animales que aprendieron a volar, los prim