M. Waltari: La gran ilusión
Mika Waltari: La gran ilusión.
Gallo Nero. Traducción de Luisa Gutiérrez.
Gallo Nero. Traducción de Luisa Gutiérrez.
«¡Ojalá pudiéramos saber cuánto dolor se oculta bajo todos los rostros
sonrientes!».
Regresar a Waltari me ha hecho feliz. Desde el
monumental Sinuhé, el egipcio, no lo visitaba. Él a mí, sin embargo, sí: muchas de las tribulaciones del imperfecto buen Sinuhé siguen conmigo. La literatura —cuando lo es— remuerde la memoria.
Mika Waltari (Helsinki, 1908-1979) fue uno de los mayores escritores de su tiempo, y uno de los autores finlandeses más prolíficos. La gran ilusión fue su primera novela (el primero de sus viajes). Waltari solo tenía diecinueve años.
Entre París y Helsinki, dos hombres y una mujer componen un triángulo de fuegos y renuncias sustentado por el dolor real de la vida. Son los años veinte, con su bohemia, sus adicciones y su horadado optimismo. El tango, la juventud, los comienzos del cine; Waltari es testigo fiel de un tiempo pródigo en ilusiones. «¿No es maravillosa la época en que todas las penas se pueden disipar con solo referirse al futuro?».
«Era joven, era vital, era dueño de mí mismo. La sensación de estar vivo se precipitó como una ola sobre mí».
Suomi, Finland. Región de abetos y frío, tierra del Kalevala. Con Sibelius dándole forma. Aprendí poco de su lengua —nasal y esdrújula— durante mi par de visitas. Avión, teléfono, iglesia. Lentokone, puhelin, kirkko. Hola. Hey. El silencio del aeropuerto. La cabaña de nuestras últimas noches. Noches en las que pasaron cosas. Nadie dice exfamilia. Pero entonces, de qué palabra valerse, de qué expresión disponer.
Oposiciones.
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