M. Proust: Días de lectura
Marcel Proust: Días de lectura.
Taurus. Traducción de Alicia Martorell y Núria Petit Fontsere.
Confieso: apenas sé
de literatura francesa. Camus, Sartre, de Beauvoir, Houellebecq, Rousseau,
Voltaire, Madame de Lafayette, Flaubert, Duras, Dumas, Baudelaire, Verne,
Saint-Exupéry, Montesquieu, Sand, Stendhal, Gide, La Fontaine, Leroux, Nin,
Goscinny, Yourcenar, de Laclos, Sagan, Modiano, Ionesco, Barbery, Ernaux, Zola.
Desordenadamente, son los autores que mi memoria rescata. Muy pocos para un
país de tan rotundo peso literario, transitado por tantos escritores
emblemáticos.
A Proust no me había acercado. Temía, digamos, pasarle una enfermedad, y
sus siete tomos de En busca del tiempo perdido me esperan. Sin
embargo, estos Días
de lectura —portada modernista y delicada, peso ligero— han supuesto un
estallido primaveral temprano. Como un pañuelo impoluto que contiene un
estornudo feroz.
Clausuro con algunos pasajes (con el permiso de su majestad):
La lectura es comunicarse con otro pensamiento «pero sin dejar de estar solo».
«El silencio no lleva, como la palabra, la impronta de nuestros defectos».
El estilo representa la fisonomía de un autor, su deseo de retratarse.
«El artista debería pedir a los recuerdos involuntarios la materia prima de su obra».
«El placer que nos procura un artista es el de darnos a conocer un universo más».
C’est ça.
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