Thomas Mann: La muerte en
Venecia & Mario y el mago.
Edhasa. Traducción
de Juan José del Solar & Nicanor Ancochea. Prólogo de Francisco Ayala.
Así, contra su
aparente voluntad, cae bajo el hechizo de la belleza de Tadzio, un adolescente
polaco. La pasión que experimenta paraliza su discernimiento. La peste asalta la ciudad, pero Aschenbach no quiere irse de Venecia.
«¿Quién podría
comprender la profunda e instintiva síntesis de disciplina y desenfreno que le
sirve de base (al artista)?». El espíritu
de la narración golpea cada página de esta obra cargada de ambición
intelectual y preocupaciones estéticas. El protagonista no se avergüenza de su
deseo maltrecho. Los poetas no pueden ser sabios ni dignos, dice Sócrates a
Fedro. Tienen que extraviarse, ser aventureros del sentimiento.
El final es sosegado
y perfecto, como el de aquel coronel —también nobel—, que ante otros desvelos dijo:
«Mierda».
3 comentarios:
Me encantó cuando era joven, aunque no creo que la vuelva a leer. Fantástica.
La leí de joven también, y es de la relecturas que tengo pendiente. Es de las pocas obras de las que se ha hecho una recomendable versión cinematográfica por Visconti, con música de Mahler de fondo. Gracias por recordarme un buen momento de lectura.
Un saludo,
Olga
Una de las novelas que más he disfrutado mientras la leía. Me gusta mucho más que la montaña mágica, que por unas páginas, tengo sin acabar. Me he acercado a tu blog por tu madre, a la que hoy he renovado el DNI. Ha tenido una mañana dura. Es encantadora y han sido unos 15 minutos muy agradables.
Publicar un comentario