A. Pauls: El pudor del pornógrafo
Alan Pauls: El pudor del
pornógrafo.
Anagrama. Posfacio inédito
del autor.
Un libro viejo del
autor de El pasado (Anagrama, Premio
Herralde 2003). Escrito a los 21 años con En
el punto inmóvil como título provisional. Publicado desde el principio —por
suerte— como El pudor del pornógrafo
(Editorial Sudamericana, 1984) gracias a la insistencia de Enrique Pezzoni.
En el posfacio ya estoy cazada (perdición personal). Elaborado desde la memoria de una obra escrita
tres décadas atrás, el autor se pregunta «qué clase de quién» responderá por
tan macabro anacronismo —la
reedición de una primera novela—, qué clase de «yo» puede tener derecho aún a firmar
ese libro.
El pudor del pornógrafo es una
parodia, una novela epistolar transmutada en novela de terror. Su protagonista
(aparte de su ocupación, de él nada sabemos) dedica todo su tiempo a responder misivas de mujeres y hombres que, buscando algún tipo de
guía, le cuentan sus pasiones. La
comunicación que mantiene con Úrsula, su amada, pronto se convierte también, a
sugerencia de ella, en relación epistolar.
Un pornógrafo, por tanto, kamikaze (sic)
de la escritura. Su labor de escribiente le impide vivir. Ante el silencio repentino de su amante, la ansiedad crece. La disciplina de la razón no basta, y el
protagonista termina enredado en el ardid tragicómico que cierra la novela.
Hubo futuro tras El pudor. Dejó rastros de belleza: física,
literaria. Pasado tenaz.
Presente versátil. Futuro
feroz. Como en las
cajetillas de tabaco, en algún lugar, deberíamos poder leer: «Escribir mata».
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