C. Peri Rossi: Las replicantes
Cristina Peri Rossi: Las
replicantes.
Ediciones Cálamo.
«Nadie sale de
la guerra / ni del amor / ilesa».
Si algo me
gusta de la lengua española son sus vitales sonoridades. Cristina Peri Rossi
fue mi mundo descubierto después de la universidad, en un curso sobre
escritoras en lengua castellana cuyos apuntes aún conservo. Recuerdo una intuición (su rumor) en el oído: «Percibe, ábrete, escucha; no será una escritora más —alguien más—; querrás leer su obra entera; cambiará tu interior como no imaginas».
Decir cuántas vueltas da la vida sería pisar sitio falso —por común—. Lo común no existe. Mejoremos la expresión: empujones insólitos, mordeduras inesperadas, cortes en carne viva.
Decir cuántas vueltas da la vida sería pisar sitio falso —por común—. Lo común no existe. Mejoremos la expresión: empujones insólitos, mordeduras inesperadas, cortes en carne viva.
Las replicantes son poemas enlazados con amor verdadero: cavando tragedia y ventura,
formando túneles hacia el deseo, el recuerdo, el entorno, la réplica, la ausencia. Poemas hondos y directos: tanta
vida duele, nos duele. En la otra cara: la ironía, el humor. Reír como otra forma de ser quien somos.
Peri Rossi es uno de los genios vivos de la literatura en español, una de las autoras más completas en nuestra lengua cervantina y una digna merecedora de todos los reconocimientos. Como genio, carece de edad: vive en su arte y en la materia que lo impulsa: la vida y sus bajos fondos, sus insondables alturas, sus avenidas, sus callejuelas. La intensidad es la espina dorsal de la obra perirrossiana, su gran aorta oxigenada. Ella misma expresa su extrañeza respecto a la ofuscación exterior:
Si supiera qué iba a escribir, no escribiría, afirma Peri Rossi. Actitudes, condicionamientos. Me pasa lo mismo con cada cosa que hago.
Peri Rossi es uno de los genios vivos de la literatura en español, una de las autoras más completas en nuestra lengua cervantina y una digna merecedora de todos los reconocimientos. Como genio, carece de edad: vive en su arte y en la materia que lo impulsa: la vida y sus bajos fondos, sus insondables alturas, sus avenidas, sus callejuelas. La intensidad es la espina dorsal de la obra perirrossiana, su gran aorta oxigenada. Ella misma expresa su extrañeza respecto a la ofuscación exterior:
«Hay gente que
para sentir algo / necesita una
tormenta —pensé— / algo brutal / algo instintivo / algo emocionante / como un
Parque de atracciones / o el
funicular del Tibidabo».
Me gustaría
decir:
No sé si tengo el alma para grandes trotes.
Puesto que he vivido.
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*Este texto
apareció el 1 de marzo en la revista Las Críticas: http://lascriticas.com/index.php/2017/03/01/las-replicantes-de-cristina-peri-rossi/
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