J.M. Coetzee: Verano
John Maxwell Coetzee: Verano.
Mondadori,
traducción de Jordi Fibla.
La nieve trae la luz del estío. Achico los ojos, abro la ventana, hay hielo en el tejado y lo toco conmovida.
Yo siempre leería
una obra con ese título. Verano suena
a sol, a sequía, a sudor. Aunque con la literatura de Coetzee nunca se sabe: cualquier palabra puede agitar la realidad y arrastrarte, en un descuido, a insospechados destinos.
Verano es el tercer volumen de su
autobiografía, construido —aparentemente— a partir de las voces de otros. Desde
esta perspectiva Coetzee juega a retratarse y desarrolla una
idea ya esbozada en su tomo anterior (Juventud, Mondadori): «Los artistas no tienen que ser gente de
moral admirable. Lo único importante es que creen gran arte».
Un individuo
desconectado de un cuerpo al que el amor físico le queda grande; una vida cualquiera
repleta de mezquindades y bajezas. Los artistas se repliegan, nunca muestran plenamente su cara interior.
Coetzee. Que en
inglés suena cotsi, en africáans cutsíe y en neerlandés cutsei. La
obra de un escritor no es su persona. Sea quien sea J.M. Coetzee, su obra es extraordinaria. Y sí: me interesan sus libros más que el sujeto.
Comentarios
Saludos! ; )
(Espero que se me entienda)