G. Orwell: Burmese Days
* Este texto fue publicado el 09/07/2018 en Estado Crítico: http://www.criticoestado.es/el-peor-enemigo-de-un-libro/
El peor
enemigo de un libro
«There is more in it than meets the eye».
«But who that has not suffered it understands the pain of exile?».
Compré Burmese Days en un
puesto callejero de Bangkok, ciudad donde a los pocos meses fallecería Manuel
Vázquez Montalbán, quien veinte años antes había publicado, precisamente, una
novela titulada Los pájaros de Bangkok, que yo había leído en casa de mis padres de niña.
Aquí, breve toma de aire.
Aquí, breve toma de aire.
El recuerdo de esa casualidad (morir en un lugar extraño en el que —¿por
albur literario?— situó una de sus tramas carvalhanas)
me acompaña todavía. Los surcos del azar,
que diría Machado. Porque con cada cosa que hacemos, allá que vamos: a sus
fauces. Distraídos y optimistas. Desmemoriados una vez más.
Era mi primera vez en Asia (¿dónde empieza y termina un continente?). En
contraste con otras zonas de Tailandia, en ese 2003, gracias al turismo y al
anhídrido carbónico, Bangkok ya se había convertido en una urbe insufrible.
Estaba embarazada de mi primer hijo y no hacía más que respirar porquería. Quería
salir de la ciudad, huir de tanta gente ray-ban,
comprasouvenir y cámara-en-ristre. Pocas veces me he sentido tan sola y desterrada.
Como casi todos los libros que se adquieren durante los viajes, Burmese Days también era en inglés y de
segunda mano. Compruebo que estas características son comunes a la mayoría de los
ejemplares deteriorados de mi biblioteca. Libros que se compran ya viejos y descoloridos,
dañados por el sol, la humedad y un trajín previo que nunca llegaremos a
descifrar. Volúmenes que alguien, por alguna razón —¿pudiera ser de peso?— abandona a una nueva suerte de
la que tú resultas parte.
Abrí el libro, ya no sé si fue en 2003, y me alegré de que empezara
con un mapa (dónde estaría yo sin mapas). Sí sé que me sumergí en esos ya
lejanos días de Birmania —ahora también Myanmar—, y que volví a caer rendida
ante el tío Orwell. El familiar de
aquella infancia de 1984 y Animal Farm. El miliciano de Homenaje a Cataluña. El autor de la rolliza
colección de ensayos comprada posteriormente.
Las notas que creí tomar durante la lectura de Burmese Days han desaparecido, si es que existieron alguna vez. Sin
embargo, el recuerdo es todavía nítido. El ambiente húmedo y asfixiante del
verano de Birmania. El clasismo. El racismo. El sexismo. Las desigualdades. El atroz
colonialismo. Lo reprimido junto al exceso y lo terrible junto a lo bello. Los
giros abruptos de una historia en la que en definitiva nada sale bien.
Mi ejemplar de Burmese Days
no solo luce ajado. También exhala cierto olorcillo, procedente tal vez de las
flores aplastadas entre sus páginas. Flores del trópico feroz.
«A thought occurred to him, one of those rash thoughts that usually lead
to trouble».
Está visto que el peor enemigo de los libros es viajar. Y que el peor
enemigo de un viaje es un libro.
Burmese Days (Penguin
Books, 1989), de George Orwell | 299 páginas | 150 ฿
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