E. Gavilán: Cuando ya no puedes más
Qué es un límite
No
volveremos a leer ni a escribir igual después de la COVID-19. Seguramente, sin apenas
darnos cuenta, hemos dejado ya de hacerlo. Los nuevos libros, como nosotros
mismos, se hallan guardando un minuto de silencio, parapetados tras la perplejidad.
La intelectualidad ha perdido patria y continente y la incertidumbre desploma
cualquier conato de pronóstico. Por primera vez, se pide el cese de todas las
guerras. Por primera vez, un virus nos gobierna. Por primera vez, la voz
honesta es la vacilante, la desnortada; la que en lugar de hablar, escucha.
Cuando ya no puedes más, del médico
de pueblo Enrique Gavilán, quiso ser
leído con ojos prepandémicos en lugar de frente a una curva creciente de muerte
y de contagio, como ha sido el caso. No es un dato baladí, pues esta cronología
ha influido en su lectura. Con cierta chanza oculta, hizo de marcapáginas una
hoja de libreta del instituto Robert Koch alemán, papel «respetuoso con el
medioambiente y 100% libre de cloro», según reza la leyenda.
El punto de
partida es el siguiente (y no podría ser más cierto ahora): «El exceso de
responsabilidad y la capacidad de autosacrificio nos lleva a los profesionales
sanitarios a anteponer muchas veces el bienestar y la salud del paciente a
nuestra propia comodidad». Una entrega —vocacional en la mayoría de los casos—
que desde 2008 ha llevado a los trabajadores del sector, entre otros muchos, a
aceptar recortes, precariedad de medios, saturación de consultas y
devaluaciones profesionales de muy diversa índole, conducentes a lo que el
autor de esta crónica viene a identificar como desgaste, agotamiento físico y
psicológico tipificado por la OMS como
burnout o síndrome del trabajador
quemado.
La voluntad
de hacer las cosas bien no basta. El entorno y sus medios (humanos, materiales)
determinan de igual modo el funcionamiento de todo sistema. La disposición mental
de cada cual, su resistencia a la sobrecarga, es un frágil artilugio que salta
con el fuego. Cristal entre piedras. Empujado, con frecuencia, al fondo de la
cajonera. Nos ocupamos de él tarde, cuando desmadejar el sufrimiento se
complica, cuando la culpabilidad y la baja autoestima se han convertido en
nuestros zapatos.
Gavilán, especialista
en atención primaria («el médico de los papeles»), narra su larga andadura hasta
convertirse en algo no precisamente valorado por la sociedad: médico de pueblo.
Cuenta cómo, ante la creciente presión laboral y el escaso margen para
introducir mejoras, su motivación e ilusiones fueron mermando. Y cómo fue
sintiéndose peor: más enfermo, más confuso, más ansioso, más frustrado. Hasta
ya no poder más. Hasta tener que realizar una parada forzada. Y recibir: la baja
médica, fármacos en los que no confiaba, tratamiento psicológico.
Me acuerdo
de Fritz Zorn y de su turbador Bajo el signo de Marte, de su descomunal
clarividencia al enfrentarse al cáncer que lo destruía a los treinta y dos
años. Desempolvar la raíz de las enfermedades exige un rasposo viaje bajo
tierra. En general, lo que allí se encuentra va más allá de uno mismo y sus
circunstancias. Las raíces del problema penden del inconsciente, y se agarran a
un núcleo duro que sin saberlo orbitamos.
La partida
hacia el malestar es a menudo súbita, se impone. Por el contrario, el regreso a
un lugar seguro suele mostrar características opuestas: largos tiempos,
ramificaciones infinitas, horizontes lejanos. En el momento de mayor tensión,
Gavilán escucha su instinto y corta con lo que mayor desazón le provoca. Si nos
fiamos de sus palabras, el final es feliz. Siente reconciliarse con su
profesión y recupera la dignidad y autoestima que creía perdidas. Aprende a ser
más indulgente consigo mismo y con los otros. Se libera de miedos. No acepta la
derrota.
A pesar de
los aciertos, el relato, sin embargo, adolece de una leve pesadez literaria. Lugares comunes, símiles forzados y un lenguaje
coloquial (elegido) que satisfará a algunos… pero que dejará, a quien persigue
profundidad y metafísica, o simplemente el goce lírico, un tanto encallado.
Ojalá tras
el coronavirus —y en la debacle que se nos avecina— reubiquemos límites y
prioridades. Ojalá construyamos algo sólido, como dijo Muñoz Molina. Y no todo reviente entre nosotros.
Fin de la reseña.
Fin de la reseña.
Cuando ya no puedes más. Viaje interior de un médico
(Anaconda Editions, 2019) | Enrique
Gavilán | 240 páginas | 18,00 euros | Ilustraciones de Mónica Lalanda.
* Texto publicado el 03/04/2020 en Estado Crítico.
* Texto publicado el 03/04/2020 en Estado Crítico.
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