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Mostrando las entradas etiquetadas como Ana María Matute

A. M. Matute: Demonios familiares

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Ana María Matute: Demonios familiares . Destino, 2014. Prólogo de Pere Gimferrer. Epílogo de María Paz Ortuño.   Hay autoras a quienes nos adherimos de modos misteriosos, quizá por sentirlas como un hueso propio o un trozo de nuestra misma piel.   Demonios familiares fue la última obra de Ana María Matute (1925-2014). Una novela inconclusa surgida a partir de Paraíso inhabitado (2008), texto del que fue alejándose sin rasgar del todo su hilo común.   Quien conoce el dolor —como Matute— sabe que de él no se sale de golpe. Desde la profundidad de cada cual, mirando al suelo, barremos el polvo acumulado. El palo de la escoba nos sostiene. Con cada viaje de cepillo trazamos un baile personal hacia el desván, el sótano o la entrada, buscando luz o revelaciones de aparición incierta.   Los grandes cambios suelen llegar de la mano de lo inesperado. Somos de una forma hasta que descubrimos en nosotros un insólito costado, y ese nuevo fil...

A. M. Matute: Los niños tontos

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Ana María Matute: Los niños tontos . Ediciones Destino. Ilustraciones de José María Prim. Me aburrían y me siguen aburriendo los cuentos infantiles. No comprendo el interés que pueden suscitar un gatito que habla o un príncipe a caballo. Finales felices, argumentos repetitivos, estereotipos perniciosos… El placer por la lectura llegó por otro cauce. Quién sabe cómo. Son muchos los autores que convierten a niños o a adultos en ciernes en protagonistas de sus historias. Algunos parecen buscar lectores fáciles: la infancia conmueve. Otros, como Ana María Matute, lo hacen —lo hicieron— de modo justificado y pertinaz. Los niños tontos : niños de todas clases, por todas partes, en veintiún relatos de una crueldad espeluznante .  Breves como el soplar de velas frente a una tarta de cumpleaños. Angustiosos como una película de terror. Hoy, una noche cualquiera, leo para mis hijos tres o cuatro de estas historias. Mañana morirá su autora...

A. García Morales: La tía Águeda

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Adelaida García Morales:  La tía Águeda .  Anagrama. Había música en su nombre, Adelaida García Morales, una suerte de énfasis lírico en sus sílabas fuertes. Había también unos ojos hermosos, ausentes, y un rostro de huesos marcados, cautivador y misterioso como sus novelas y cuentos. Me gustaba mucho García Morales y leí, en los noventa, cuanto publicó. Conmigo tengo La tía Águeda —mudanzas y bibliotecas sucesivas me han impedido la posesión de muchos libros— y releerlo supone encontrar, de nuevo, la literatura perfecta, la literatura que se desea escribir, la que no se escribe porque ya está escrita. Una obra inquietante, hipnotizadora. Un lenguaje parco que cae como un martillo. Una voz contenida como su pelo tirante recogido bajo la nuca. Personajes secos, atmósferas opresoras de aire denso. Niños inteligentes, sensibles e introvertidos como los de Ana María Matute , en cuyas obras el pavor también se destila entre líneas. Cavar hacia lo ho...