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Mostrando las entradas etiquetadas como locura

A. Lun: Los palimpsestos

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Aleksandra Lun: Los palimpsestos.   Editorial Minúscula, 2015. Anomalías «Me llamo Czesław Przęśnicki, soy un miserable inmigrante de Europa del Este y un escritor fracasado, hace tiempo que no mantengo relaciones sexuales y estoy ingresado en un manicomio de Bélgica, un país que lleva un año sin gobierno». Es el comienzo de Los palimpsestos , primera novela de Aleksandra Lun (Gliwice, Polonia, 1979),   publicada en 2015 por Minúscula y clasificada por la propia editorial como «un libro fascinantemente anómalo». Una de sus anomalías es haber sido escrita en español, una lengua no materna para la autora. Lun lo explica de este modo para Las Críticas : «Yo nunca he tomado la decisión de escribir en español porque es algo que me resulta natural. Cuando escribo escucho una voz y esa voz me habla en español. Traducirla al polaco o a cualquier otro idioma de los que hablo sería doble trabajo». Lun se suma así al raro círculo de autores aquejados por el m...

J. Mansour: Islas flotantes

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Joyce Mansour: Islas flotantes. Periférica. Traducción y postfacio de Antonio Ansón. Sé que llovieron reseñas hace un año (esta obra las merece), por lo que asumo el riesgo de repetir lo expresado por otros. Estrategia: condensar. Como Mansour, que habla de cáncer —«el hijo de la pesadilla»—, sexo, hospitales y muerte en pocas páginas. La vejez: obsceno absceso. Un hospital: locura segura. La enfermedad: ocaso anticipado, carne infecta. El cuerpo: nuestro periplo completo. El sexo: Eros contra Tánatos. Última afirmación personal, terminal conato de supervivencia. Mansour convierte lo sórdido en fluido expansivo. Estamos solos. Lo innombrable existe. Aquí: nuestro cuerpo. Escuchemos el silencio.

M. Duras: Escribir

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Marguerite Duras: Escribir. Tusquets Editores, Fábula. Traducción de Ana Mª Moix. Solía leer a Duras en periodos de exámenes.  Aquella biblioteca con volúmenes al alcance de la mano invitaba a la lectura. Era fácil hallar mesa y devorarlos in situ, sin mediar préstamo alguno.  Sus obras, consumidas como sándwiches durante las pausas de estudio, me aportaban bastante más que los apuntes universitarios. Duras. Portentosa madame de lo escueto que esparce su prosa a dentelladas. Hermana en nombre y casta de otra gran Marguerite, Yourcenar. Un escritor «es algo extraño, una contradicción, un sinsentido». Cuando se extrae todo de uno mismo  — todo un libro — , se vive una soledad que no se comparte con nadie, una locura que a veces no se ve, sólo se presiente. Escribir es un «delirio personal» que casi nada detiene. Duras rechaza las obras sin «poso alguno, sin auténtico autor, sin noche». La verdadera escritura se incrusta en el pensamiento y ...

S. Hustvedt: El verano sin hombres

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  Siri Hustvedt: El verano sin hombres . Anagrama. Traducción de Cecilia Ceriani. Hustvedt es una consagrada novelista e incisiva intelectual estadounidense. De origen noruego, vive en Brooklyn y, como muchos de sus compatriotas (Ford, DeLillo, Roth…), encuadra sus obras en geografías de marcado carácter autobiográfico. Una mujer de 55 años es abandonada por su esposo. Tras un episodio de enajenación transitoria, decide pasar el verano en su pueblo natal de Minnesota. Salvo un bebé, los  hombres  no pisan la escena. Mujeres hay muchas y juntas cubren un largo ciclo vital: de los 3 a los 102 años. ¿Qué  interés  tiene como argumento el adulterio de un marido sesentón después de 30 años de matrimonio? Respuesta: ninguno. ¿Qué hace valiosa esta novela?: altas cotas de introspección y una mordaz elevación intelectual. Porque Hustvedt, como su protagonista, fusiona  « filosofía, ciencia y literatura en un solo aliento ».   Vence la osadía ...