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I. Bono: Me muero

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  Isabel Bono: Me muero. Bartleby Editores, 2021. Prólogo de Juan Marqués.   De-to-na-ción. Los títulos de Me muero siguen fielmente el alfabeto con excepción de la b, j, k, o, w, z. Podríamos agitar todas las letras y lanzarlas por los aires de la fatalidad . Podríamos rodar por un desagüe, sellar heridas con fuego, expulsar agua sucia. Tomar un vaso de leche y «volar con una piedra atada al cuello». O también podríamos no hacer nada, solo morir, mientras contemplamos   pájaros, árboles, grúas, trenes, charcos, palmeras, insomnios, ciudades, insectos.    «Yo creía que el dolor / alimentaba / y que siempre me sabría a poco».   Todo se pierde y se gasta. Y de ahí la prisa, el temor, las preguntas. Porque: «¿y si no hay dolor? / ¿y si no hay siquiera dolor?».   En la poesía de Bono nada es irreconciliable, ni permanece intacto, ni se presenta entero. De su viaje interior se sale contrahecha, pero ella, en contradicción a...

I. Bono: Diario del asco

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Vomitar miedo   «La psiquiatra me recomendó que escribiera una especie de diario y eso he hecho, escribir este Diario del asco , más por entretener las manos que la cabeza».   Habla Mateo ( separado, cincuenta y un años, habitante insustancial de una ciudad del sur de España) , aunque esta obra haya sido vomitada por Isabel Bono (Málaga, 1964). Bono es autora de una larga lista de libros de poesía, de la novela Una casa en Bleturge (Premio Café Gijón 2016) y, recientemente, de este Diario del asco .   Asco. Aversión. Rechazo. Tedio. Hastío. Desapego. Repugnancia. Una a que suena a grito. Una ese que te asfixia. Una /k/ que te deporta al hoyo de la o , situado a varios metros de uno mismo.   Ese uno mismo —el ceniciento protagonista— se mueve a trompicones sin motivos para seguir vivo. ¿Por qué? Por lo ya insinuado entre estas líneas: a su alrededor, todo es un ASCO.   Madre muerta, padre enfermo, novia muerta, hermano...

I. Bono: Pan comido

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Isabel Bono: Pan comido. Bartleby Editores. Prólogo de Juan Pardo Vidal. «Si el mar es el mismo, ¿por qué no descanso?». «No te pares, dijo, porque moverse sostiene». Lo empecé descentrada, al sol de julio, en un escenario lúgubre: casa grande, miedo grande, tú en la sombra, esperanza chica. La larga nostalgia. El corto verano. Los inmensos títulos. Bono escribe consciente de la irrealidad que construye, y por ello precisamente convence. Un relato recordado, fiel a los hechos (quizá), pero ante todo, creado a golpe de pulsión poética y autoconocimiento.  Racionalidad y visceralidad se enriquecen y desmiembran mutuamente. Afectos revueltos, irresueltos. Revelaciones. Representaciones que escuecen. «Si supieras qué absurda me parece esta sombrilla  y estas estrellas (de mar) movidas por ningún amor. Qué absurdas esas risas el calor y los filtros solares. Yo quería tormentas, no este sol espléndido». Vivir es el jue...