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Cinco años

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Y así, medio a lo tonto, MCL (Microcríticas Literarias) cumplió este mes de octubre cinco años. Allá —¡lejos-cerca!— quedó Dostoievski en su subsuelo . Han sido muchas las sorpresas que este asunto minoritario —que aún no sé bien cómo denominar— ha procurado. Por mi parte, ha habido en él tantas dosis de placer como de esfuerzo. Gracias a todo el público lector. Y gracias también a quienes viven conmigo. Por (con)cederme espacio y tiempo. «la vida nos sujeta porque precisamente no es como la esperábamos». (J. Gil de Biedma)

E. Wharton: Las hermanas Bunner

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Edith Wharton: Las hermanas Bunner . Contraseña Editorial. Traducción de Ismael Attrache. Prólogo de Soledad Puértolas. Vaya por delante una mención al magnífico trabajo de edición volcado por Contraseña. Confieso que no he querido marcar mi lectura con lapicero alguno para no estropear la belleza y pulcritud (papel magnífico, escasas erratas) con que sus obras salen de imprenta. Las hermanas Bunner fue una obra temprana en la producción literaria de Edith Wharton (1862-1937). Escrita en 1892 , no fue publicada hasta 1916 en el volumen Xingu and other stories, del que Contraseña ha extraído y dado a conocer por separado algunos de sus títulos. Constituye un relato atípico de Wharton, en el que aparece la Nueva York pobre y no el mundo rico y aristócrata que con tanta sutileza y penetración dibujó la autora en otras obras. Este punto es relevante, pues con frecuencia olvidamos que en Nueva York, por encima de su cosmopolitismo, una gran parte de sus habitantes vivía sum...

M.A. Clark Bremer: Los antepasados

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Mary Ann Clark Bremer: Los antepasados . Periférica. Traducción de Hugo Bachelli. «Conservo sólo la memoria y la impresión de lo amado con fiereza». Es la quinta obra que reseño de Clark Bremer , esta serie exquisita suya de cuadernos impregnados de lirismo. Desprovista de lazos cercanos, la autora apura el tramo de vida que le queda. Con voz serena evoca a algunos ascendientes y especula sobre el vacío que dejaron sus secretos. La palabra que nunca desentona. La sencillez y libertad que otorgan una amplia cultura y haber llegado al fondo de uno. En cada párrafo, un sortilegio. Me pregunto qué supuso para Hugo Bachelli traducir estos cuadernos. Dónde y cómo fueron escritos, qué gesto mantenía Clark Bremer sobre sus páginas, cómo se encadenaban sus memorias. Pepe y Leonor, Sevilla, 1940 La familia, ¿lastre o suerte? ¿Cuánto pesa, en la vida de uno, un antepasado? Los que más me interesaron fueron siempre quienes no llegué a conocer: la abuela ...

I. Bono: Pan comido

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Isabel Bono: Pan comido. Bartleby Editores. Prólogo de Juan Pardo Vidal. «Si el mar es el mismo, ¿por qué no descanso?». «No te pares, dijo, porque moverse sostiene». Lo empecé descentrada, al sol de julio, en un escenario lúgubre: casa grande, miedo grande, tú en la sombra, esperanza chica. La larga nostalgia. El corto verano. Los inmensos títulos. Bono escribe consciente de la irrealidad que construye, y por ello precisamente convence. Un relato recordado, fiel a los hechos (quizá), pero ante todo, creado a golpe de pulsión poética y autoconocimiento.  Racionalidad y visceralidad se enriquecen y desmiembran mutuamente. Afectos revueltos, irresueltos. Revelaciones. Representaciones que escuecen. «Si supieras qué absurda me parece esta sombrilla  y estas estrellas (de mar) movidas por ningún amor. Qué absurdas esas risas el calor y los filtros solares. Yo quería tormentas, no este sol espléndido». Vivir es el jue...

V. Woolf: Orlando

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Virginia Woolf: Orlando . Alianza Editorial. Traducción de María Luisa Balseiro. Hoy me siento masculina. Me ajusto unos pantalones, me calzo unas botas planas y vierto, sobre mi cuello, un perfume andrógino y literario, hijo natural de este libro . Fin de preámbulo. Woolf, Virginia. Como ensayista, h ay pocas autoras a las que admire más. Estilo, lucidez, perspicacia. La viveza de juicio por encima de todo. Hablar siempre con conocimiento de causa. Orlando , el relato. Una biografía rara, un divertido juego intelectual y narrativo. Más de trescientos años de existencia transforman al protagonista (hombre, al inicio) en mujer. Sin perder su amor a los libros ni su torpeza innata, Orlando conquista una naturaleza cada vez más lechosa y diluida. ¿Qué es lo definitorio en Orlando? ¿Su volatilidad? ¿Su reírse de todo? ¿Sus eternas dudas? ¿Su —desprovista de todo plan— transformación? Que opine cada cual. «La transacción que ha de hacer un escritor con el espíritu de l...

S. Montobbio: Desde mi ventana oscura

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Santiago Montobbio: Vanuit mijn donkere raam/Desde mi ventana oscura. Editorial Piaam. Edición bilingüe español-neerlandés. Traducción y edición a cargo de Klaas S. Wijnsma.                  «La ciudad que nadie ve, y es la más grande, es en la que trabajan y están condenados a ser siempre iguales todos mis nadies». Escribir para envolver la sombra y enhebrar (alguno de) sus hilos. Poema, palabra, ventana. La vida como horizonte y fluir. Como semilla y campo de todo sentimiento. Luz, hábitat, alféizar. El deseo de amar. Oleaje-sufrir. Caudales que remontan toda gravedad. Aguas profundas bajo el suelo desierto. En 2009 Montobbio retoma la escritura tras veinte años de silencio. Desde mi ventana oscura recoge una muestra de obra anteriormente publicada. En el país de la norm...

J. D. Espejo: id

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José Daniel Espejo: id . Planeta Clandestino. Ediciones del 4 de agosto.  Yo creía que tenía un poemario titulado Idos pero no, ni idos ni iros, y ni siquiera el verbo ir: i-de ; id. Se terminó de imprimir hace justo un año y se tiraron 300 ejemplares. Aunque se trate de un cuaderno de poesía, viajo por primera vez con un libro dentro de otro —más grueso— como equipaje de mano. Las restricciones de las aerolíneas (¡un solo bulto!) promueven la picaresca. Hay un más allá y un más abajo en estos poemas. Algo que, sobrevolando las corrientes cotidianas, pesa. Amalgama de herrero o masilla de albañil. Id como quienes no llegamos a ser. Como la profundidad-simpleza nuestra. Elijo DÍA DE DIFUNTOS por vincularse con Mal (Balduque, 2014) y con la biografía del poeta: El Día de Difuntos la gente compra flores y sube al cementerio y pronto falta espacio para aparcar. Otros escuchan un claxon a lo lejos. Este dolor , se dicen, es mío. Y...